Como buena tocapelotas que soy, víctima de ciertas manías ortográficas. La principal de todas ellas, las tildes. Poco a poco iré introduciendo ejemplos de por qué uno puede cometer la mayor de las herejías cuando se come una y le altera el significado a una frase por completo.
Esto es un PULPITO
y esto es un PÚLPITO
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¡Dime cosicas bonicas!