18 de marzo de 2010

Puntadas milenarias II


Pues aquí, con una foto potrosa que no le hace justicia, os presento a la maravilla bordada que atesora la Catedral de Gerona. Aparte de ser un edificio muy divertido (que comienzan en tres naves y acaban en nave-salón por sus santos huevos), tiene una cámara del tesoro harto peligrosa. Pasas por una puertecita y de repente te encuentras con esto parcamente iluminado y te entra un llanto desconsolado embargada de la emoción que no puedes respirar.

Lo llaman el Tapiz de la Creación. Se trata de un bordado del siglo XII profusamente estudiado por Pere de Palol en su libro homónimo. Presenta unas reminiscencias iconográficas tardoantiguas graciosísimas, y algunas peculiaridades que hacen pensar que proviene del centro o el norte de Europa: El Creador, enmedio cristificado con su nimbo crucífero, es pelirrojo y tiene los ojos verdes. Aparecer sin barba, tipo alejandrino, también es típico del paleocristiano y de los sarcófagos cristianos tardorromanos. El rollo hippy de Jesús barbado y melenudo no se impuso completamente hasta bien entrado el medievo.

No son lentillas, no

Ocupa el centro de una composición circular en forma de rueda. Sobre él hay un pollo que también tiene nimbo crucífero: inequívocamente, es la palomica que representa al espíritu santo. A los lados hay unos simpáticos angelicos posando uno con las tinieblas y otro con la luz, que es lo primero que separó el Creador. Si seguimos abriendo el abanico, a la izquerda vemos una pelota que resulta ser el firmamento, que Dios separó de las aguas. A la derecha, para adornar ese mismo firmamento, hay un señor con una corona tipo la estatua de la libertad que representa al sol, y una pava con un coso en la cabeza que interpreta a la luna: es el momento en que son creados los astros.

La parte de abajo de la rueda tiene más gracia: debajo del Creador hay una serie de bichos que parecen un cruce entre cucaracha, gélido de elfo oscuro y armadillo, además de un muestrario de pollos variados: es la creación de las bestias. El señor bordador debía de ser un visionario darwiniano y metió los bichacos híbridos estos en plan dinosaurios o bestias atávicas sin evolucionar: no sé por qué Dan Brown o algún colega suyo no escriben una saga de libros con illuminati bordadores darwinistas medievales que acabaron imbricando en el encaje manchego de bolillos símbolos cabalísticos con mensajes para los alienígenas que visitan el festival de Teatro Clásico de Almagro. Por ejemplo.

Siguiendo con lo nuestro, ahora pasa como con muchas otras historias en la iconografía cristiana: como se supone que nos sabemos las historia, se saltan la creación de Adán y nos llevan directamente, colocándolo entre la creación de los bichos y el sol y la luna, al momento en que pone nombre a los bichos y se da cuenta que entre tanto engendrico con exoesqueletos raros y mamíferos variados no hay nadie como él, y se encuentra triste. Pero dios tiene recursos para todo, y a la derecha planta la creación de Eva, que nació por mitosis. Con una imagen de buena resolución, además comprobamos que Adán tenía ciertos problemas de minimiembro.

El tamaño no importa cuando no hay más hombres con quienes comparar

Y la Creación se acaba aquí, señores. La rueda creacionista se inscribe en un cuadrado, y en las esquinicas volvemos a estamparnos con una reminiscencia clásica: los cuatro vientos encima de una especie de bota de vino/bolsa de yaya de agua caliente. En el mundo clásico, el coso ese es un odre, donde se supone que las personificaciones de los vientos guardaban los vientos. Hay algún mito divertido por ahí de gente que le roba el odre al vientecico el cuestión y se pone a hacer putadas a la peña.


Soplando espero...

Ahora viene cuando la mataban. En las franjas izquierda, derecha y superior no tenemos más que alusiones al paso del tiempo, en plan "vale, hemos creado el mundo, pero el tiempo pasa y se va a terminar acabando", lo cual cuadra con ciertas hipótesis que aprovecho para comentar. Resulta que la franja de abajo está rota. En la franja de abajo está la historia de Santa Elena (que cuento luego), que incluye la cruz de cristo como elemento protagonista. Dado que este hombre murió en ella para salvarnos y demás historias, es lógico que estuviera enmedio del bordado, habiendo debajo otra rueda donde estaría representado el Apocalipsis, actualmente perdida. Los estudiosos del tema tienen alguna que otra teoría más, pero a mí me convence ésta.

Los elementos temporales son días, meses representados por los trabajos, las estaciones, cachos veterotestamentarios variados, el año presidiendo la franja superior... Puesto que faltan algunos, es de suponer que estarían en el cacho inferior desaparecido. También aparecen un río y medio, igualmente con iconografía clásica; es decir, un señor con un ánfora. Dado que los ríos del Paraíso, que es lo típico a representar, son cuatro, se supone también que los que faltan estarían en el cacho que falta.

La movida de Santa Elena la cuenta Jacopo Varazze (injustamente traducido al castellano como "Santiago de la Vorágine", criatura) en La Leyenda Áurea. En la wikipedia nos la resumen de aquesta manera:

Se dice allí que Elena al llegar a Jerusalén se reunió con los judíos que vivían allí pues le habían dicho que ellos tenían escondida la cruz. Ellos se negaron a decirle dónde la tenían pues había una profecía que indicaba que si era encontrada por los cristianos “desde ese momento la gente judía no reinaría más”. Entonces, Elena montó en cólera y amenazó quemar a todos los judíos de la ciudad y ante tal amenaza, le fue entregado un tal Judas que, según decían, sabía el lugar donde había sido escondida la cruz. Tras diversas torturas, consintió en llevar a la emperatriz al lugar y al estar sobre él, se difundió un perfume y un leve temblor del suelo. Judas se convirtió, se bautizó tomando el nombre de Ciríaco y él mismo cavó hasta encontrar las tres cruces que estaban bajo aquel sitio. Luego las colocó a los pies de la emperatriz. Para descubrir cuál de las tres era la del Señor hizo detener un cortejo fúnebre que pasaba por ahí y acercó al muerto a cada una de las cruces. Ante la última, el muerto resucitó y se pudo comprobar así que esta era la cruz verdadera. Ciríaco, según esta leyenda habría sido obispo de Jerusalén tras Macario.

Creados, pecados, salvados y fin del mundo. Tiene sentido.

*****

Bonus: En el mismo museíto del bordado, tenemos al famoso (para cualquiera que haya metido las narices en la escultura gótica catalana) Carlomagno de Jaume Cascalls. Dicen los entendidos que no es Carlomagno sino Pedro el Ceremonioso, pero para lo que me interesa a mí me la trae floja.

Manco pero glamouroso

Primero, va policromada y conserva dicha policromía, lo cual me viene muy bien para restregárselo en las narices a los iletrados puristas que siguen emperrados en que las esculturas iban impolutas hasta que se inventaron los retablos barrocos y las figuricas de semana santa.

Segundo, es una fuente cojonuda para estudiar la moda masculina de mediados del siglo XIV de un pijo de la época. El manto, los zapaticos, el cinturón... La reminga en verso.

Tercero y último pero no menos importante: el detalle del dragoncico-perro-aberración mordiendo el cinturón todo travieso es tremendo. Tierno. Expresivo. Me encanta.

1 comentario:

¡Dime cosicas bonicas!