16 de febrero de 2010

Circus Christi

Bueno, bueno, amigos. Gotéame el colmillo este mediodía después de ver de pasada en las noticias que cierran una exposición y oír de fondo las palabras "Cristo", "prostituta", "polémica". Una, que hace asociaciones mentales instantáneas como el consomé, ha pensado directamente en Caravaggio, por razones que comentaré más adelante pero todo ha cambiado al escuchar la palabra "fotografía".

Me ha picado la curiosidad. Mucho. Google, que es el espíritu santo y por tanto dios, omnisapiente aunque sus caminos sean inescrutables, me ha llevado a conocer la existencia de Fernando Bayona y de la obra polémica en cuestión, Circus Christi. El hombre ha recibido varias becas que tienen pinta de ser bastante tochas y, por lo que leo, éste trabajo lo ha realizado en Italia. Las piezas del puzzle van encajando. ¿Dónde gestar la transgresión mejor que en la Meca del arte?

Husmeo un poco más. A las masas retrógradas ombliguistas que no han salido del siglo XVII les escandaliza la puesta en escena del fotógrafo y la Universidad de Granada ha tenido que cerrar la exposición por no poder garantizar la seguridad. Es lo que tiene el síndrome Torquemada, oiga. Me hace gracia que en los medios comenten la afluencia de visitantes sin dar más explicación, como quitándole importancia al hecho de que la cierren porque total no iba ni chus. Igual me equivoco, pero tiendo a pensar mal.

Las tres fotos que he podido ver en este barrido internético no es que me ofendan excesivamente, es más, me parece una revisión conceptual hecha con mucha ironía y un puntito cabroncete con guiños que sólo entiendes si sabes de qué va el asunto original, una especie de coña al estilo Terry Pratchett, pero con el evangelio, salvando las distancias. Creo que a Neil Gaiman también le gustaría la exposición, de hecho. El hada que hace de ángel en la Anunciación puede ser prima de Azirafel sin mucho problema. Sabiendo que el chaval ha sido monaguillo, otra pieza del puzzle encaja y me va cayendo cada vez mejor.

Manifestando que sólo intenta contar cómo habría sido la vida de Cristo si hubiera vivido en la actualidad, me explico un poco más la obra. Vamos a ver, almas de cántaro; yendo un poco a la esencia, sabemos todos que Jesucristo vino al mundo a juntarse con la calaña pecadora más chunga que había en la Palestina de la época. Los fariseos (a los cuales les acompaña el adjetivo "hipócritas" todo el Evangelio) le acusaban de juntarse con prostitutas, hijos de mala madre, pecadores, adúlteras, vamos; de lo mejorcito que te puedes encontrar. Vino a enseñarles el buen camino, patatín, patatán, no tenía un duro y el rollo consistía en difundir su palabra. Esto lo metemos en el siglo XXI y, trasponiendo, nos sale más o menos lo que ha fotografiado este hombre.

No sé yo qué clase de problema tiene la gente con el romanticismo bíblico que se centra más en la forma (de sandalias, sardinas y panes y hemorroísas) que en el contenido, leches. Mira que a mí el tema más allá de los histórico y sus consecuencias en el arte me la trae floja y del Juicio Final me preocupa sólo que los restauren en condiciones, pero aquí tengo que meter las narices. Los que se están sintiendo ofendidos me temos que son nuestros fariseos contemporáneos. Esto lo podemos enlazar directamente con esta gente que afirmando ser cristiana que te cagas lo de la austeridad se lo pasa por el forro de sus gayumbos de Ralph Lauren, pero me estoy yendo del tema.

Esto no es nuevo. El tiempo es curvo y el ser humano jodidamente recurrente en su forma de actuar. Esta mente paralelizante que me construyeron en la facultad me lleva de cabeza a pensar en otro colega al cual le dieron de hostias por pintar putas, literalmente, en sus cuadros: Caravaggio.

En esta muerte de la Virgen de 1605-06, Caravaggio se carga ese romanticismo bíblico de apóstoles limpios y rositas de miradas beatíficas y seguidores de túnicas impolutas plantando la realidad romana de la época en forma de reacción lógica ante la defunción de un ser querido (véase la Magdalena con un ataque de ansiedad de la leche literalmente doblada del dolor) y de muerta muy muerta. Los Carraci y demás peña pintaban vírgenes todo lozanas en un lecho de rosas y todos alrededor jugando al corro de la patata, y llega Caravaggio y saca una puta ahogada en el Tíber para encarnar a la Señora Celestial. Pues les tocó los cojones, y mucho, oiga, que las putas parece ser que no son hijas de dios.


Como con este cuadro, con casi todos: que si los peregrinos tenían los pies sucios, que si la virgen enseñaba mucha teta, que si el culo del caballo era muy grande, que si San Mateo parecía un cazurro...

Volviendo al paralelismo inicial, llegamos a la foto que me ha disparado las sinapsis: la duda de Santo Tomás, que es el patrón de los que siempre llegan tarde, aparte de un tío suspicaz, y hasta que no le metió los dedos en la llaga al resucitado no se creyó que era él.





Ahí queda eso. Tenebrismo, claroscuro exacerbado, modelos atípicos. No sé si ha visto algo de Caravaggio o se ha inspirado en él pero lo parece. Tampoco es que entienda demasiado de fotografía (una es de medieval y ha dedicado su tiempo a piedros anónimos, mayormente) pero me parece bueno, de factura correcta, y agarrándome al relativismo decimonónico puedo decir también, por mis santos cojones, que me gusta; como revisión iconográfica para empezar, y como ejercicio de vuelta de tuerca a pelín de mala leche también, sin el veneno de lo políticamente correcto ni mierda edulcorada. Además, bien hecho.

Así que estamos como en el XVII, señores. Si no es rosita, limpito e inocuo pasa directamente a ser ofensivo. Qué sensible que es la gente, macho. Para terminar, una cita de un pasaje bíblico que pongo, básicamente, para los ofendidos. Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen, ni por qué lo hacen, ni se piensan lo que piensan, ni si se están ofendiendo con razón o porque les están sugiriendo un par de verdades cristalizadas a través de un objetivo.

1 comentario:

  1. Aqui tienes (no se si toda) la exposición:
    http://www.elpais.com/fotogaleria/cultura/Circus/Christi/elpgal/20100216elpepucul_3/Zes/1

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¡Dime cosicas bonicas!