11 de octubre de 2010

Portada de Platerías I


Se supone que en 1112 tendría que estar terminada. Todo ronda la primera década del siglo XII.
La puerta Sur de la Catedral de Santiago es un maravilloso puzzle de manos, materiales y temas iconográficos que hace rezumar a todo berberecho y desperezarse a cualquier anguila.

Vamos a ver, guiados por nuestro amigo Aymeric, qué nos depara esta puerta.

La puerta meridional de la basílica del Apóstol tiene, como hemos dicho, dos entradas y cuatro hojas. En la entrada de la derecha, por la parte de fuera está esculpida, en primer término, de modo admirable, encima de las puertas, el prendimiento del Señor.


Que viene a ser en el tímpano.

Allí se le ve atado a la columna a manos de los judíos, y azotado con correas, mientras Pilatos está sentado en su trono en actitud de juez. En la franja siguiente, encima de la anterior, aparece la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, con su Hijo en Belén, y los tres Reyes que vienen con su triple ofrenda a visitar al Niño y a la Madre, y la estrella y el ángel que los advierte de que no vuelvan al palacio de Herodes.


Pues eso, ni más ni menos. Nos toca a nosotros destripar un poquito más la cosa. Más que poner nombres a los maestros, con filiarlos nos vale. El pavo que esculpe los cachos de la pasíón


que vienen a ser estos, tiene una relación directa con Conques. Vemos los piececitos y la forma de la cabezas (tiene un pequeño problemilla con el concepto plasticidad; los pone a todos con una cara pan y un corte de pelo a tazón terrible).

Semos los hermanos Calatrava, pero nos falta el feo (Qué miedo, ¿cómo será?)


La forma de vestir y los pliegues tiesos difieren totalmente de la obra del otro señor, el que esculpe en Prendimiento y la curación del ciego.



Comparemos. Miradle la carita a esta gente, mucho más redonda, sonriente y mofletúdica. Este maestro, de filiación tolosana, esculpe de forma mucho más fina y carnosa. La colocación de los pies, si bien aún dependiente del altorrelieve, lo distingue del otro señor conquiano. Los señores son mucho más expresivos, aunque demasiado superhappys para el momento que se representa. Hay que ponerle atención también a los pliegues, en plásticas ondas, en vez de los tiesos del otro.



La Epifanía destrozada de encima también tiene cierto toque conquiano, pero con lo hecha polvo que está poco podemos decir.


El angelico extasiado de encima del prendimiento es también tolosano, todo blandito, pero no veo yo qué cojones pinta ahí aparte de rellenar, como el chucho del lado contrario


y el apóstol-evangelista-loquesea ahí colocado todo feliz. ¿Conclusión? Relleno. Es evidente que el programa sufrió en algún momento un cambio de planes; probablemente, se amplió el espacio del tímpano. Además, con la afición que tenían a mamarse puertas variadas, había mucho material para incrustar aunque no viniese mucho al pelo.

Mañana, el otro tímpano. Pasado, el resto.

1 comentario:

  1. Me encanta el humor que utilizáis para estos temas tan académicos que a veces dan ganas de dormir!!!! muchas gracias macillos

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