8 de octubre de 2010

Santiago de Compostela: comienza la cuenta atrás




Anda que no queda para verla de esta guisa...

El otoño en este país tiene una característica cojonuda: cada uno de sus tres meses, si se porta bien el calendario, empieza con un puente majísimo. En este que hoy estrenamos, doy por iniciada la cuenta atrás hacia el acueducto de diciembre; en el cual, si el Apocalipsis no se mete enmedio, hollaré por tercera vez uno de los lugares más asombrosos de toda la cristiandad: Santiago de Compostela.

Un yonki de los piedros históricos medievales no puede plantarse allí sin haber hecho antes los deberes. La primera vez, pase, por aquello del factor sorpresa, pero una vez has vivido la experiencia y minundadas varias, sientes la necesidad imperiosa de entender cada sillar. Propóngome, como preparación-ejercicio espiritual previo, ir haciendo acopio de toda la información imprescindible antes de llevar a cabo mi particular versión de la tradición peregrina.

Comencemos por el principio. Aquí nos cuentan la información fundamental del iglesio -cuando me muera, que me entierren con un enlace a esa página-. Le voy a tangar un par de plantas, que es lo fundamental cuando vas a tratar de arquitectura. Cuenta la leyenda que tras una temporada de vivir en el monte y comer poco, un señor ermitaño encontró entre efectos especiales varios la tumba del Apóstol (adivinando que era él, así sin Grisson ni Bones ni ayuda exterior). Setenta años después más o menos, en 899, Alfonso III levanta (bueno, manda levantar, él no creo que tocase ni un ladrillo) una iglesia encima del mausoleo al estilo prerrománico del momento, todo cuadradote y ortogonal.

Yo soy sencilla porque las circunstancias históricas me hicieron asín

Siendo tiempos convulsos y chungos, con Almanzor siendo feliz saqueando sitios, se zumbaron el iglesio y hubo que reconstruirlo.

Paneles didácticos del museo de las Peregrinaciones

Tenemos que esperar, de todas formas, al año 1075, justo empezando el románico pleno, a que según una inscripción empiecen las obras. Según el Liber Sancti Iacobi y la Historia Compostelana, estas obras comienzan en 1178, pero en este caso tres años arriba o abajo no nos hacen demasiado trastorno. Son Bernardo el Viejo y Roberto, junto con 50 canteros, quienes inician la obra románica. Para terminar de situarnos, tenemos reinando a Alfonso VI y de Obispo en el barro a un señor de nombre Peláez.

Curiosidad para profanos: tiene cierta gracia ver cómo se hacían los edificios uno-encima-de-otro. El sistema para seguir diciendo misa mientras construyes el catedralón del siglo consiste en empezar por la cabecera, rodeando el edificio anterior; cuando la tienes hecha, la consagras y ya te puedes zumbar la construcción vieja y seguir con la nave. En el museíto de las peregrinaciones, en el mismo santiago, una mente preclara ha conseguido dejar esto bien explicado con el expeditivo método del dibujito:

Pues eso, primero dejamos la prerrománica en paz

Y ya nos la quitaremos de enmedio cuando nos estorbe para seguir construyendo.

Dejamos entonces a la Catedral en estado embrionario, tal que así:




Tomorrow, la planta románica. Dormid si podéis.

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