10 de diciembre de 2010

Educación (pecado por omisión)

Hoy he cobrado cien míseros leuros por un dolor de espalda bestial, una migraña del copón y una sonrisa estoica mantenida ante hordas de niños y señoras gorronas sazonados con adolescentes maleducados. También hoy me he ganado la mitad de esa misma cantidad (a cobrar el mes que viene) soportando a una conjunción de seres que la casualidad fortuita a querido hacer desfilar ante mí supongo que con la perversa intención de tocarme los cojones.

Las miradas de desprecio de arriba a abajo en medio segundo también se perciben. Los comentarios tipo "y esto qué es? No, déjalo, total tú qué vas a saber, te tienen aquí de cara bonita" sacan lo peor de mí. Contestar "Abadejo de Alaska, Theragra Chalcogramma" es el parco consuelo que queda al ver ese fruncimiento de ceño revelador de la duda: ¿te estarás cagando en su puta madre?"

Ver que les sonríes y das los buenos días y ellos se dan la vuelta o se meten por un pasillo tratando de evitar el contacto visual -tarde, macho- como si en vez de ofrecer mejillones fueses a pegarles la lepra es algo que tampoco entiendo. Total, da igual. Mañana será otro día, los mejillones verán la luz una vez más, y a las nueve de la noche yo habré salido de mi curro subcualificado, pero ellos seguirán inmersos en su pozo de mierda altanera. He dicho.

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